Tramallol

Las integrantes de Arquitectura Comestible son parte del grupo fundador de la Cooperativa Tramallol, un antiguo almacén de corcho situado en el casco histórico norte de Sevilla, adoptado por un grupo heterogéneo de profesionales y convertido en un espacio de trabajo, experimentación y creación. Es un lugar para actividades híbridas, para fomentar las tareas de cada cual desde el apoyo mutuo, levantando un lugar a la medida de las necesidades y a la altura de los deseos de las personas que lo habitan.

Gastronomía, encuadernación, literatura, diseño, arquitectura, artes escénicas, audiovisual, traducción, programación, psicología, investigación social, agronomía… todo unido en un solo espacio y un mismo proyecto.

La rehabilitación de este singular espacio ha sido acometida por todos los integrantes de la Cooperativa, con el apoyo técnico de Arquitectura Comestible.

Seguimos en las tareas de hacer más habitable nuestro espacio de trabajo y creación. Los pocos recursos nos empujan a ser creativos y buscar soluciones a los problemas de climatización de un espacio que a veces se nos hace hostil. Nos ayudan la naturaleza y la observación de las musarañas… bueno, de los movimientos del aire caliente que queremos retener cerca de nuestros cuerpo en los meses de frío, para optimizar el uso de la calefacción. en este croquis va una idea que vamos a poner en práctica proximamente, quedaros atentxs a la convocatoria de un taller cañero.

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 Sevilla // Cliente: Cooperativa Tramallol // Autores: Cooperativa Tramallol // Área: 611 m2 // Estado: En perpetua contrucción //

imágenes: Marianna Papapietro

Club social en Padornelo – dondedijepiedradigohiedra

 

 

El Club Social de La Comunidad de Montes Vecinales en Mano Común de Padornelo, constituida por los vecinos  de  la  localidad, es un espacio comunitario de reunión y un equipamiento al servicio de la comunidad. Consta de un complejo de espacios polivalentes, alojados en edificios tradicionales del casco histórico de la localidad en estado de ruina, cubiertos de hiedra, rehabilitados y adaptados a los nuevos usos.

 

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Los promotores, además de plantear un programa de usos,  hacen hincapié en varios aspectos a tener en consideración. Hemos planteado estos requerimientos haciendo referencia al concepto de círculos de sostenibilidad, que se apoya sobre cuatro pilares básicos: la sostenibilidad ambiental, económica, social y cultural.

Sostenibilidad ambiental

La propuesta está adaptada al entorno medioambiental en la elección de las soluciones arquitectónicas, los materiales y las instalaciones.

La solución arquitectónica de aprovechar los edificios existentes en todo lo posible y adaptarlos a las necesidades actuales y futuras, alargando su ciclo de vida, redunda en la reutilización del patrimonio y en el consecuente ahorro de recursos en una nueva construcción, así como evitar la producción de un gran volumen de residuos. Aprovecha además los aspectos positivos de la arquitectura tradicional adaptada al clima local: la exposición óptima, los materiales con gran inercia térmica, los colores oscuros para la ganancia solar.

Por los mismos motivos se han preferido materiales tradicionales, recuperados y procedentes del territorio, pero adaptados a los nuevos requerimientos normativos sobre habitabilidad y durabilidad de la edificación.

La ampliación del ciclo de vida se ha puesto en práctica también con los materiales, por lo que se han reutilizado los elementos constructivos de madera y piedra aprovechables para los nuevos edificios.

La creación de espacios multiuso permite adaptarse en cada momento a las necesidades de uso real, por lo que se optimizan recursos energéticos e instalaciones.

Por ello, el acondicionamiento térmico del complejo se ha resuelto por sectores. La zona de administración y las salas polivalentes de la calle Abajo tienen aislamiento térmico en toda su envolvente, para reducir la demanda energética, y acondicionamiento térmico sectorizado según la frecuencia de uso. La zona del salón de actos y la zona de servicio asomada al patio este no tienen dicho acondicionamiento, donde no se han utilizado elementos constructivos nuevos, quedando su uso reducido en las épocas más frías del año. No obstante, el salón de actos presenta huecos de iluminación en el techo hacia el sur, que permiten la ganancia solar y amplían la franja temporal de uso.

El tratamiento del entorno, la urbanización, la vegetación y la creación del estanque-piscina, responde también a requerimientos medioambientales:

  • Los espacios exteriores están tratados y orientados para alojar actividades comunitarias y de esparcimiento, aprovechando lo máximo posible el soleamiento.
  • Las especies vegetales que se han elegido son autóctonas y adaptadas a la climatología, para que no necesiten mantenimiento en su desarrollo. Contribuyen a visibilizar el paso del tiempo con sugestivos y coloridos ciclos de floración y fructificación, y están situadas de forma que se pueda aprovechar las ganancias solares y sombra según se necesite.
  • Se opta por una piscina natural de fitodepuración, una lámina de agua atractiva durante todas las estaciones, en la cual nos podemos bañar cuando la climatología lo permita, en un agua libre de químicos. Las plantas de ambiente palustre que se han elegido reproducen un ecosistema análogo al cercano lago de Sanabria, con endemismos únicos, aportando un plus ecológico y didáctico a esta zona de esparcimiento. La piscina natural no necesita ningún aporte de energía externa para funcionar y precisa de un mantenimiento mínimo.

 

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Sostenibilidad económica

Se busca en cada momento la rentabilidad económica de la intervención, sin menoscabo de la calidad y el respeto del entorno.

La opción de realizar una rehabilitación integral, manteniendo lo más posible de los elementos constructivos originales y reciclando otros, abarata notablemente la edificación respecto a un edificio de nueva planta.

En los componentes nuevos se han utilizado elementos constructivos prefabricados para reducir costes y tiempos de ejecución, como en la estructura de madera, los acabados y en la cubierta del salón de actos.

El uso racional de los recursos redunda en la elección de materiales y procedimientos por su reducción de externalidades (transporte, contaminación…) y huellas (de carbón, agua…).

La versatilidad de los espacios permite que se puedan dar en concesión para actividades lucrativas, como cursos y talleres de fin de semana, la explotación lucrativa de la piscina y la zona del patio este para hostelería, o incluso un albergue de peregrinos.

Sostenibilidad social

Respondiendo a la demanda de adaptación a la diversidad funcional, los recorridos accesibles son prioritarios, a través de rampas y ascensores, asegurando la facilidad y seguridad de utilización en cada momento.

Los espacios están pensados para ser inclusivos, amigables y seguros respecto a edad y género, flexible en su uso y abiertos en su configuración para albergar todas aquellas actividades que la comunidad considere. Por ello, se ha puesto particular atención en la facilidad de adaptación del equipamiento a futuros cambios en los requerimientos funcionales.

Nuestra metodología de trabajo supone la participación activa de la comunidad a la que está dirigida la intervención, así que cuidamos el proceso y a las herramientas del diseño participativo, compatiblemente con los tiempos ajustados de la intervención.

 

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Sostenibilidad cultural

Otra razón de peso para conservar las edificaciones existentes y el paisaje urbano y natural, es la defensa de la identidad cultural de la comunidad de Padornelo. La trama urbana, bien conservada, se caracteriza por una topografía accidentada, que permite una riqueza espacial notable. Los edificios son casas sanabresas tradicionales típicas de toda la comarca.

La imagen del edificio dentro de la trama urbana y del paisaje será discreta, revelando la contemporaneidad en el uso de los materiales tradicionales en clave actual, en los detalles y, sobre todo, en los interiores, completamente renovados para responder a las exigencias de habitabilidad de la actualidad. Destaca, por su singularidad, la cubierta del salón de actos, resuelta con un volumen que parece suspendido en el aire.

Gran relevancia tienen los estilos de vida, las formas de convivencia, el conocimiento local, las tradiciones, que van a encontrar en el equipamiento que proponemos su lugar para la celebración, el recuerdo y la renovación, dirigidos a los propios vecinos y a los visitantes.

De particular interés en este sentido nos parece la forma de tenencia de tierras, la Comunidad de Montes Vecinales en Mano Común, que revela un modo de vida en rápida desaparición, basado en la gestión comunitaria de los recursos del territorio, particularmente sugerente a la hora de su difusión y musealización.

Otro aspecto sugerente de la localidad es que siempre ha sido territorio de paso y de frontera, cruce de caminos por la cercanía del puerto de montaña con el mismo nombre. Prueba de ello es el paso del Camino Sanabrés de la Vía de la Plata, o Camino Mozárabe de Santiago; el paso del Cordel Sanabrés de la extensa red de vías pecuarias españolas; y el hecho de que la localidad es de las pocas bilingüe española-galega de la provincia de Zamora.

Cañada Real Galiana: edificar lo no edificable

Un lugar como este se merecía un futuro mejor. La Cañada Real Galiana es una vía pecuaria que discurre entre La Rioja y Ciudad Real. El tramo que transcurre al sur de la ciudad de Madrid –distrito Vicálvaro– fue desde los años sesenta objeto de ocupación para la autoconstrucción de edificaciones irregulares en torno a un modelo no planificado de ciudad lineal. La zona es actualmente un área de asentamiento sobre suelo no urbanizable habitado por personas que están en muchos casos en riesgo de exclusión social. Pero un convenio de 2017 para gestionar y recuperar el área, firmado por varias administraciones, puede darle una segunda oportunidad a La Cañada.

Como parte de las actuaciones para conseguirlo, la EMVS del Ayuntamiento de Madrid quiere instalar un centro de actividades comunitarias. Y ahí entra nuestro equipo.

El reto principal es edificar en un espacio que, como hemos dicho, no es urbanizable. A esta dificultad se añade el hecho de que se busca un modelo de construcción moderno, desmontable y autosuficiente a la vez que sobrio y económico. Por pedir que no quede. En Arquitectura Comestible nos suena la situación. Ya sabéis: optimizar recursos y dar soluciones creativas.

Y en esas, la respuesta es una inteligente alternativa a las edificaciones fijas. Módulos prefabricados autosuficientes. Estos se disponen en una plaza que funcionaría como espacio público de uso cultural. Una plaza que supondría una mejora notable de la zona. Los propios habitantes de La Cañada serían los responsables de modificarla llevando a cabo su gestión. Y este espacio daría lugar a otro destinado a actividades y talleres. La misma suerte correrían los módulos, que se entregarían con una instalación básica para que puedan ser personalizados por los usuarios.

La propuesta se basa en las siguientes premisas:

– Industrialización. La prefabricación permite trabajar en taller y llevar los módulos ya montados al sitio. El tiempo en obra se reduce, la industrialización del proceso abarata costes y da muy buen resultado.

– Aplicación de metodología BIM, lo que permite dar al taller el despiece preciso de la prefabricación.

– Altos estándares de eficiencia energética.  La propuesta integra energía geotérmica, intercambiadores entálpicos en la ventilación y sistema SATE de aislamiento exterior; reutilización de agua de lluvia y paneles fotovoltaicos. Es un edificio energéticamente autosuficiente y con prestaciones de aislamiento térmico superiores a los estándares que marca la nueva normativa para edificios de consumo casi nulo.

La propuesta responde a todas las necesidades de la rehabilitación de la zona. No se trata de un trabajo de urbanización. Mejora las condiciones de vida en la zona, la autosuficiencia ahorra gastos y es sostenible y respetuosa con el entorno de una zona que en su día estuvo caracterizada por la actividad rural y ganadera, y hoy demanda nuevos aires.

 

Centro de Interpretación de las haciendas de olivar del Aljarafe del siglo XVIII

Ubicada en el casco urbano de Sanlúcar la Mayor, la Hacienda Cerero se encuadra dentro de los ejemplos característicos de haciendas sevillanas de olivar del siglo XVIII. Construida en torno a 1760, sobre un núcleo más antiguo del siglo XV, conserva en su interior un molino de prensa de viga y quintal, asombroso ejemplo de tecnología preindustrial de producción de aceite.

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El proyecto pretende abrir al público la Hacienda Cerero como un centro de interpretación asociado, por un lado, a la milenaria cultura del olivo de la comarca del Aljarafe y, por otro lado, al papel actual de la producción de aceite y aceitunas en la economía local. Para ello, es necesario llevar a cabo una intervención de conservación del edificio y su adecuación a los requerimientos de una sala museo, en términos de accesibilidad, seguridad y puesta en valor de los contenido museísticos.

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Las actividades que se plantean incluyen visitas guiadas al Museo de la Hacienda Cerero y rutas guiadas a los paisajes de olivares y a los recursos oleícolas de la comarca del Aljarafe. Por otro lado, se proponen actividades de promoción del aceite de oliva, de su producción actual en la comarca, de sus usos y cultura, de sus beneficios para la salud de la población, dirigidas a instituciones y empresas. Entre estas actividades destacan las catas de aceites y aceitunas, degustaciones, presentaciones de productos, conferencias, actividades formativas y divulgativas dirigidas a escolares, profesionales y publico en general.

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La activación de este centro puede ser el germen de una red de interpretación sobre la economía histórica del Aljarafe que contribuya a la dinamización turística y a formar la identidad de las poblaciones afectadas alrededor de un elemento vertebrante del tejido social local como su patrimonio histórico.

IMG_7522Bernardo Gómez Delgado – Marianna Papapietro con Marcelo Martín Guglemino y Pablo Moreno Aragón

 

Proyecto y dirección de obra de Parque del Centenario en Algeciras

 

El Parque del Centenario, construcción dirigida por Bernardo Gómez y los arquitectos Andrés García, María Caffarena y Víctor Cobos para la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras y el Ayuntamiento de la ciudad con motivo del 100º aniversario de la Conferencia de Algeciras y de la creación de la Junta de Obras del Puerto, tiene una extensión superior a los 100.000 metros cuadrados. Se trata de una obra de remodelación de un antiguo espacio militar. Entre los trabajos que se pueden encontrar dentro del proyecto destaca el de la Torre Mirador, una moderna reconstrucción funcional realizada con tubos metálicos de lo que fue la antigua torre almenara de la base.

Parque del Centenario, Algeciras. Foto: Jesús Granada

Parque del Centenario, Algeciras. Foto: Jesús Granada

Parque del Centenario, Algeciras. Foto: Jesús Granada

Parque del Centenario, Algeciras. Foto: Jesús Granada

La arquitectura del Parque del Centenario busca la inclusión de nuevas figuras entre el paisaje natural para crear un paseo y una vista global en la que todo se conjugue de manera armónica. Para ello adopta criterios de mínima intervención. La función de la arquitectura, en este caso, no es urbanizar un paisaje natural, sino hacer de la naturaleza una experiencia accesible. La elección de las especies vegetales va en esta dirección, con revegetación de especies autóctonas y adaptadas a la particular condición fronteriza del espacio. Este proyecto ha sido publicado junto al trabajo de los mejores equipos de arquitectos del mundo, como Peter Eisenman, Nieto Sobejano, Zaha Hadid, Mecanoo o Tadao Ando.

Bernardo Gómez Delgado con Andrés García Alcaraz, Víctor Cobos Márquez y María Caffarena de la Fuente

Entre doméstico y comunitario

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Por un lado la casa. El hogar, el refugio, el lar junto al fuego. El espacio de lo íntimo. La habitación propia. Por otro lado lo construido en torno a un espacio abierto, a un patio, a una plaza, al lugar común. La mirada cruzada. Lo colectivo. Más allá la calle, el barrio, la ciudad.

La puerta de la casa es el umbral del mundo. En cada casa se construye una sociedad.

Queremos desnudar la casa de palabras que le son ajenas. Nombrarla de forma distinta. Hablar de vecindad en lugar de propiedad, de derecho en lugar de necesidad. De construir, de habitar. De ventanas que entran en la casa al mundo, en lugar de puertas que lo dejan fuera.

¿Cómo iniciar el camino? Creemos que un buen paso es demoler. Desmontar, deconstruir. Desdibujar el prejuicio de que el lugar donde vivir es inaccesible, inalcanzable y lejano. Borrar la idea de que construir un nido a nuestra medida es imposible. Después, buscar soluciones que acerquen la casa a los sueños de quien la va a habitar. Nuevas formas de promover. Cooperativa, cesión de uso, construcción en común.

Mucho camino por andar… ¿Empezamos?

Experiencias, palabras y pasos iluminantes en las páginas amigas Más que una casa y Habitares.

Bloque de viviendas y local comercial en C/ Párroco Antonio Gómez Villalobos de Sevilla

El edificio se ubica en un barrio popular de Sevilla, con parcelas estrechas y alargadas y construcciones de no mucha altura. Conviven construcciones nuevas y antiguas, tiendas pequeñas y un mercado con juegos infantiles en la calle. Se respira una escala humana.

El edificio se propuso sin muchas estridencias con el entorno, respetando la estética propuesta por la promotora. En este caso, el oficio se centró en viviendas bien distribuidas, adaptadas al clima caluroso de Sevilla, con ventilación cruzada y acceso directo al patio o a la azotea.

Sevilla // Cliente: Figueroa Posadas SL //
Autores: Bernardo Gómez Delgado con Andrés García Alcaraz (AB Arquitectos) //
Estado: Finalizado //planta