La arquitectura tiene como objetivo primordial proporcionar los espacios para satisfacer las necesidades básicas de la humanidad: cobijarse, aprender, trabajar, relacionarse…
En nuestra actividad profesional cotidiana, pensamos en donde y como vivimos, construimos con lo que tenemos y resolvemos los problemas que realmente nos enfrentan a la sociedad y a nuestro entorno. Intentamos hacer fácil lo que aparentemente es dificil, cercano lo que aparece ajeno, comestible lo que pinta indigesto.
Somos personas inquietas, imaginativas, rigurosas y con sensibilidad, llenas de sentido común.
Por deformación profesional, tenemos capacidad de manejar la complejidad, de anticiparnos a los problemas, de gestionar los conflictos, de integrar la visión general y de detalle, somos permeables a los condicionantes del entorno social y físico y versátiles entre el pensamiento riguroso de la ingeniería, la creatividad del arte y el interés por el mundo de las disciplinas humanísticas.
imagenes: Clyfford Still y Tom Gauld